Podríamos hacer turnos y esperar agazapados en el garaje del rincón a los que hacen otras carrozas, y en cuanto se despisten nos la llevamos.
Contrataríamos una megagrúa para subir la carroza habilmente sustraída al trastero que tiene taku en la azotea.
Luego, la bajamos dos días antes de la cabalgata y la ponemos cerca de la guarida de unos grafiteros, que no podrán vencer la tentación de pintarla.
Así, pasará desapercibida para los ojos inexpertos de los demás carnavaleros.
Jajaja que bueno Andres
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